A refuge in the countryside that offers tranquility, homemade delicacies and bucolic landscapes that invite you to relax and enjoy a balanced mix between the agrarian architecture of European immigrants, and the refined exotic avant-garde interior design.
A world of colored brushstrokes, red wine poems on cloth napkins and snippets of dreams that smell of lavender and a stove.
THE INN
SIMPLICITY in ITS MOST SOPHISTICATED EVOLUTION
A new concept in the true art of receiving.
La Vigna is humility and greatness, respect and conscience, magic and authenticity... it's a glass of wine that makes you laugh, a happy circus, a little hotel in the countryside that at least tries, and that place you always return to in look for what makes you good.
THE FARM
BIODIVERSITY, HARMONY and AUTHENTIC ANIMAL WELFARE
35 hectares free of pesticides, where good, clean and fair food is grown.
Healthy coexistence, natural cycles, forests and fruit trees.
Tajamares that are sanctuaries of autochthonous fauna, free birds, happy pigs, singing kids, little cows that only ruminate grass, and hundreds of sheep to count when dreaming.
THE GASTRONOMY
LOCAL AND HONESTORGANIC PRODUCTION
Welcome to the bowels of the terroir. Seasonal and natural cuisine. The curtain is drawn and the tempo becomes fractal. The spices filter, steaming, through the cracks in the clay oven. The slow and vertiginous fires, the fermenting alchemy of abundance. Back to the origin, to the real. Cycles...
THE CHEESES
BETWEEN RUMINANTS AND FIELDS. ORGANIC AND ARTISAN DAIRY
Huge wheels of aged cheese, pasta, proteolytic lactic fermentations and more than twenty types of signature cheeses rest in the cellars of La Vigna Láctea.
Cheese architecture. A couple of decades of making their way on foot, of pioneering.
Artisanal Reinvention. Goats, Jersey A2 cows and Milchschaf sheep graze freely on the rolling fields and ride the winds with bells and bleats.
TOGETHER WE FEEL UNBEATABLE, POWERFUL AND ADVENTUROUS
Following in the footsteps of our great-grandparents we enter the unknown and the adventure of new horizons, although this time we do not cross the ocean to unite Italy with Buenos Aires, but only a silver river that looks like the sea.
Leaving behind a chaotic city of Buenos Aires and anchoring in the undulating Colonia Valdense.
A colorful land nuanced by Italian, Swiss and Piedmontese charrúas... with a common passion: love for the land and farm work.
Inauguración Granero
Observador TV
Uruguay Natural TV
The Independent
UK - Enero 2010
La Vigna, Playa Fomento
An entrepreneurial young couple from Argentina have turned this low-slung estancia and vineyard into a quirky boutique hotel. Dating from 1880, La Vigna has five shabby-chic rooms with wooden floors and bookshelves made from wine crates. Art exhibitions and tango evenings are held in the old wine cellar and art classes in a studio in the gardens. There is also an adjoining sheep farm that produces five kinds of cheese.
La Vigna, Playa Fomento, Colonia Valdense (00 598 99 478 717 - www.lavigna.com.uy ). Doubles start at US$100 (£67), including breakfast.
The ranches beyond a historic village offer a dose of rural chic.
Colonia del Sacramento, on the southwestern shores of Uruguay, has long been a popular detour from Buenos Aires. Reachable by ferry across the Río de la Plata, this Unesco World Heritage site offers centuries-old stone houses, casual restaurants with riverside patios and boutiques selling crafts. In the last few years, its appeal has spilled into the surrounding countryside, where tastefully decorated ranches and locavore offerings are attracting travelers in search of rural chic.
At the recently opened La Vigna, 37 miles south of the historic quarter, guests can learn about organic farming, sheep shearing and other activities worthy of a gaucho. Or they can just relax at the main house, a restored Renaissance Revival estate built in 1880 by Italian winemakers. It has five rooms furnished with rustic antiques and ceramics made on site.
Deeper inland, Estancia Tierra Santa (open March to June and September to December) has three suites inside a renovated colonial manor — all with wood-burning fireplaces and outdoor terraces. More than 50 bird species have been spotted during expeditions at this ranch, which also offers fishing, hunting and riding on criollo horses.
The promenade at the nearby Puerto Camacho marina includes a stone-walled chapel, a food shop that stocks artisanal preserves and a restaurant, Basta Pedro. The marina, part of a larger development, will include a racetrack with lessons taught by expert riders. You’ll be galloping through the grasslands in no time.
La Vigna: intuición, equilibrio y sensibilidad | Alva Sueiras
Tenían poco más de veinte años cuando compraron la chacra en Colonia Valdense. Cambiar de aires y de orilla pasó de ser una bendición de fin de semana a convertirse en un estilo de vida cuando decidieron radicarse y echar raíces en la campiña uruguaya. A Agustín Batellini y Lucila Providente el amor por el campo les vino del bulbo. Ella se crió en una zona rural al norte de Buenos Aires y en él se manifiesta la herencia genética de sus ancestros procedentes de una zona de impronta agrícola cercana a la Toscana llamada Le Marche. Para el arquitecto y la psicóloga, convertirse en granjeros fue un sueño compartido que pudieron concretar siendo muy jóvenes.
El predio, con viña y una bodega de 1880, pertenecía a una familia de origen piamontés que trabajó la tierra de forma artesanal hasta su venta en el 2000. La pareja restauró con manos propias, mimo y buen gusto la estancia. Todo se fue dando de forma intuitiva, fluida y poco –o nada– programada. Amantes del arte, de los animales, de la ruralidad, del conocimiento profundo que encierran los libros y del buen hacer, Providente y Batellini criaron a sus tres hijos mientras daban rienda suelta a su creatividad.
Lucila se enfocó en la posada, los talleres de arte que se impartieron por años en el lugar, los grupos de tejedoras que daban una nueva vida a la lana procedente de la chacra, la huerta y el mercado de la tierra –que cada sábado aúna a productores agroecológicos en La Vigna–. Batellini quedó prendado con la producción quesera artesanal. Leyó largo y tendido sobre el tema, se capacitó y nunca dejó de experimentar. En la ausencia de quesos de oveja –a pesar del volumen de ovinos en el país– encontró una oportunidad para innovar. En principio se trataba de un hobby que compatibilizó con su labor como arquitecto, trabajo que en un momento dado le empezó a pesar. El punto de inflexión de la quesería –que hoy produce quesos de cabra y vaca, además de oveja– llegó con la visita de Alejandro Morales y Florencia Courreges, en aquel entonces jefes de cocina y repostería de La Huella. El volumen de la demanda de quesos firmados por La Vigna para el restaurante esteño, transformó el volumen productivo de la quesería artesanal.
Tal y como relata Batellini, el trabajo del queso empieza con la adecuada alimentación del animal. En La Vigna el abordaje ecológico en el manejo de la tierra y de los animales es pilar fundacional. Respetar los ciclos biológicos, rotar las pasturas, extraer una proporción de leche que permita amamantar y no usar agroquímicos, son criterios de base en el manejo del lugar. Agustín, conocido entre sus allegados como «el arquitecto del queso», señala que para elaborar quesos de leche cruda, la legislación indica que la quesería debe tener sus propios animales. Cualquier queso elaborado con leche comprada, independientemente de la escala de producción, se considera industrial. Sobre el fascinante universo de la quesería artesanal en Uruguay, Batellini está escribiendo junto al multifacético Alejandro Sequeira, un libro de impronta local que incluirá recetas para elaborar queso en casa y pondrá algunos puntos sobre las íes en la distinción entre el queso artesano y el industrial.
Entre la amplia oferta de quesos de La Vigna hay Pecorino valdense de oveja (el queso fundacional de la casa), labneh oriental de cabra, ricotta de oveja, Cabreja (mitad cabra, mitad oveja), Sacramento con pimentón (en honor al primer queso que vendieron en Colonia), rollito de cabra, Cheddargento (un pasta dura de vaca Chersey y oveja Milchschaf), torta brie con tres leches (vaca, cabra, oveja), un primo hermano del feta bautizado como Hatef, Jersey de guarda curado en ceniza vegetal y, entre otros, Mucabra blu con capas de roquefort de vaca y camembert de cabra. Como dirían en mi tierra: “casi ná”. En Montevideo los quesos de Batellini, excelentes y delicados en paladar, pueden encontrarse en Del Campo y en De Guarda.
En la posada florece el buen gusto de ambos y la permanente atención por el detalle de Lucila. Su encanto, espontaneidad y alegría se traduce en rincones cuidados y un equilibrio notable entre ruralidad y confort. Muebles recuperados, tejidos artesanales y piezas vintage conviven en equilibrio con materiales rústicos originales del lugar. La estructura viva evoluciona y muta de forma permanente. Donde hoy se degustan quesos antaño hubo un bar; donde había una oficina hoy hay una coqueta y espaciosa habitación y donde estaba el estudio de arquitectura, hoy se encuentra la Opium Suite, una habitación que frente a la cama tiene el clásico camastro asiático donde los amantes del vicio recostaban su barbitúrica condición.
El lugar ha sido recomendado por publicaciones tan prestigiosas como Independent, The Guardian y The New York Times. La Vigna es mucho más que queso y posada, hay un granero y dos grandes cocinas, una tiendita con una chimenea y un salón confortable donde se puede degustar. También hay cerdos felices, cabras cantoras y aves de corral. Recientemente han plantado viña y solo el destino sabe que vinos vendrán. La Vigna es en su conjunto una oda a la naturaleza y un canto a la sostenibilidad.
El sueño de jugar al granjero que terminó en el arquitecto del queso
Del olor a bosta en los galpones de La Rural de Palermo a la producción de quesos orgánicos en Colonia Valdense; la historia del hobby que le ganó a la arquitectura
Lucila y Agustín son argentinos y hace 22 años eligieron su lugar en el mundo en este rinconcito de la campiña uruguaya en Colonia Valdense. Son amantes del arte, la gastronomía y de viajar por lugares que los inspiren, para traer nuevas ideas y desafíos a La Vigna. Tienen 3 hijos (17, 15 y 10 años) y aman su estilo de vida ecológico, autosuficiente y el contacto con huéspedes que los visitan de todas partes del mundo. Lucila es psicóloga y Agustín arquitecto, y aunque a primera vista pareciera que no ejercen sus profesiones, se nota en cada detalle que la impronta del arte, la psicología y la pasión arquitectónica están presentes en cada gesto, cada detalle y cada rincón de La Vigna.
“La Vigna es un proyecto que iniciamos hace 22 años como un lifestyle amigable con el medio ambiente y en el que realmente optamos por vivir. Nunca tuvimos un proyecto definido, sino un norte, y luego todo fue improvisación y un deslizarnos por los senderos de la intuición y el estudio constante”, comenta Lucila.
“Siempre decimos que La Vigna nos eligió y no al revés, como creemos suponer. De entre otros muchos campos que recorrimos para comprar en Italia, Grecia, Patagonia y varios departamentos uruguayos, Colonia Valdense nos atrajo inmediatamente, con sus amables colonos, historias, prolijidad y ecología de la de verdad”, acotó Agustín.
Ambos cuentan que dejaron atrás una caótica Buenos Aires y echaron anclas en Uruguay trabajando mucho: haciendo leña, podando viñedos, criando conejos y también codornices, elaborando todo tipo de dulces y chutneys e incluso revocando y pintando muros.
“Nos deslizábamos por la vida con una bicicleta que luego fue moto, y más tarde se transformó en una camioneta International del año 1951. Abrimos un taller de arte, luego un pequeño Pub en la antigua Bodega y al poco tiempo se nos ocurrió que la casona era demasiado grande para nosotros, y nació la Posada de Campo.
En invierno del 2005 comenzamos a ordeñar ovejas y a hacer quesos orgánicos de Pastor”, agregaron. No sabíamos en lo que nos metíamos, pero ahí nacía La Vigna Láctea: única quesería certificada orgánica del país, con más de 20 tipos de quesos de autor, manteca, yogures y un dulce de leche impresionante.
Si bien nunca se impusieron un objetivo drástico, siempre creyeron y persiguieron crecer lo justo y necesario para poder seguir viviendo de su sueño, sin hipotecar su libertad y jamás sacrificar calidad por cantidad. Estamos con el foco en la gastronomía. Se está viniendo un concepto de “Farm to Table” en La Vigna, pero comprometido hasta en los detalles que parecen insignificantes. Todo lo que servimos en nuestro restaurante de campo (sábados y domingos) se elabora en La Vigna, con respeto por los animales de granja y bienestar animal, cultivos orgánicos y lácteos de los mejores. Nos acompañan grandes cocineros y una propuesta de menú degustación cargado de producto local y autenticidad.
QUESO JERSEY DE GUARDA
En la cuenca del arroyo Cufré, entre los departamentos de San José y Colonia, se elabora este queso particular. A base de pura leche entera de vacas jersey y alguna pardo suiza entreverada, un grupo de familias rurales desarrolla este producto noble y campero siguiendo recetas ancestrales y secretas. Liras, telas de voile, y fuego de leña en las tinas convexas de esmaltados añejos y estaño. El resultado es un queso tipo Sbrinz semiduro, de pasta cerrada y muy mantecosa. Con un alto porcentaje de materia grasa en extracto seco, este producto tradicional desprende sus cristales y ese dejo de suavidad robusta tan característico en los quesos de guarda. Sus tonalidades van del trigo a los colores tierra. A los pocos días de su elaboración lo trasladamos a La Vigna donde permanece en nuestros sótanos por unos meses controlando temperatura y humedad. Luego es lavado con aceite de oliva y se lo guarda en una barrica de roble con cenizas vegetales por tres meses. Solo entonces el queso se encuentra afinado y listo para degustar, con ese leve picor que al desatarse en el paladar sentir nos sorprende y hace culpables y felices a la vez.
CABREMBERT
Con leche seleccionada y pasteurizada de nuestras mejores cabras de raza Saanen, elaboramos nuestro humilde Cabrembert siguiendo la receta de la Normandía. Con su forma cilíndrica característica, un diámetro de 12 cm y un peso aproximado de 250 grs, éste queso de cabra orgánico, presenta una corteza fina y bellos (producto del Penicilina camembertis) y una consistencia cremosa de sabor ligeramente ácido pero afrutado. Es una revolución, una protesta y un aplauso al desafío de expresarnos nosotros mismos, lejos de toda estandarización industrial.
RICOTTA PRENSADA
Hacer Ricotta es la máxima expresión del pastor autárquico y autosustentable. ¡Nada se pierde, todo se transforma! Ricotta quiere decir: volver a cocinar. Apenas finalizada la elaboración de un buen pecorino con pura leche cruda de nuestras ovejas, el suero que descansa en la tina se lleva a 85ºC y se le añaden unos gajos de nuestros limones orgánicos. El resultado es la precipitación en nieve blanca de un producto único y exquisito. Se moldea, sala y prensa.
Tienen una corteza fina y lisa, y su pasta marfil tiende a desgranarse. Su sabor es agradable, lechoso y fresco a la vez que presenta notas ahumadas y cremosas intensas. Se comercializa envasada al vacío. Puede ser neutra o salada y sus usos en gastronomía son muy variados, desde rellenos de pasta hasta postres y dulces, pasando por tablas de quesos, degustaciones saboreadas con aceite de oliva y miel y dips creativos de todo tipo.
QUESO PECORINO VALDENSO
Elaborado artesanalmente con pura leche de oveja Milchschaf que pastan libremente en las praderas orgánicas de La Vigna. Es un queso semiduro, con corteza de color pajizo claro a marrón intenso. A la vista, presenta una masa compacta con cavidades sutiles (puede o no presentar pequeños ojos distribuidos en su interior) y colores amarillos tendiendo hacia el siena natural. Al gusto, evoca avellanas, nueces y almendras, con retrogusto picante y dulce a la vez, siendo ideal para tablas de quesos, para rallar y para gratinar.
*Producto orgánico, certificado por la Red de Agroecología.
QUESO TIPO FETA GRIEGO 60/40
El queso Feta es un queso tradicional de Grecia muy apreciado por su sabor, su textura y su aplicación culinaria. Es un queso elaborado con leche de oveja y cabra (60% + 40%), siguiendo las recetas originales, la mezcla se pasteuriza y elabora controlando acidez y PH específicos. Se conserva en su suero y salmueras tradicionales, lo cual le aporta el alto contenido de sal característico. El queso feta es muy blanco de forma natural, blando pero con consistencia compacta, presentando pequeños agujeros y algunas grietas. Ofrece un sabor intenso, ligeramente ácido, cremoso pero con textura granulada, es un queso natural, no se utilizan conservantes en la elaboración.
El queso feta es una delicia, habitual de muchos platos griegos, protagonista de la Greek Salad, es ideal para tablas de quesos, postres, ensaladas, en tartas, a la plancha o diferentes creaciones culinarias. *Producto orgánico, certificado por la Red de Agroecología.